Parece extraño, a veces dejo de mirar mi trabajo y me pierdo en tantas cosas que me es complicado regresar, con una facilidad me distraigo, tal vez esa sea la razón de que desde hace más de dos meses no hago las fotos que quiero. Sin embargo, siempre traigo conmigo dos cámaras, una de pequeña Olympus de rollo 35mm blanco/negro y una digital de 8 megapixeles.
Nunca salgo sin cámara, tal vez es mi poco instinto fotoperiodista lo que me indica que si llegará a pasar algo de trascendecia y yo no pudierá tomar la foto me haría sentir muy mal. Así, guardo y fotografió cantidad de imágenes que son absurdas y sin sentido. Consideró que las que tienes más valor en cuanto a composición y contenido son las de blanco y negro, aquellas que todavía revelo en mi laboratorio y que me emociona cada vez que veo los resultados, puede que sea una romántica pasada de moda. Ante toda la tecnología digital, todavía pienso en las álbuminas, los daguerotipos y el colodión húmedo, en los procesos antiguos y en las cámaras viejas. Mi último proyecto he usado una Graflex de 4 x 5 pulgadas en donde me paso horas revelando y otras más armando mis fotos, y claro, después de una temporada en que no hago las "grandes fotografías" me digo a mi misma, ten calma a veces necesitas un descanso creativo para regresar con nuevas ideas e imágenes. Disfruta de aquellas fotografías que tomas de la nada y sí lo deseas, vuelve a fotografiarte, como lo hiciste hace más de diez años; y todo fue a partir del último autorretrato que me hice con mi Olympus en Los Angeles y sólo para darme cuenta de que quiero regresar un poquito.
