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jueves, 30 de enero de 2014

¿Quién no ha pensado que su madre puede ser una araña?

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Hace un par de semanas fui invitada por parte del Palacio  de Bellas Artes a hacer un recorrido y visita a la exposición temporal Petite Maman de la artista francesa Louise Bourgeois. Días antes me preraré lo más que pude, deseaba compartir con los asistentes una visión lúdica y fotográfica.
Cada material de su obra significa, como la tela, los vestidos, el metal y los huesos, demuestra un universo  de abandono, traición y violencia. Un diario intenso de una arquitectura dolorosa.
La explanada del Palacio, nos recibe una gran araña de acero con  más de 10 toneladas, una representación simbólica  de su madre. Desde nuestra  propia experiencia personal nos conectamos con el estilo y el trabajo de Louise Bourgeois.
Mi interés fue que el espectador no solo se reconociera  en  la obra,  sino que también fuera un cómplice que descubre desde la mirada  su   propio universo creativo.
La experiencia  se enriquece con la memoria,  lo que somos, los  lugares donde crecimos,  de nuestra madre, padre y familia. Lo que vemos y consumimos,  nos va formando. Cada uno de nosotros selecciona, clasifica y ordena su mundo de acuerdo a  su personalidad. Vemos lo que queremos ver, escuchamos lo que queremos escuchar, nuestro orden visual es también un orden mental.
¿Cómo podemos descubrir quienes  somos y qué sentimos? Cada momento de nuestra vida es un instante de creación, lejos de imaginarnos como grandes artistas, necesitamos crear a partir de nuestra cotidianidad. Todos somos creativos, lúdicos e imaginativos.
A partir de materiales  que proporcioné como cuadros de   transparencias, lápiz y papel. Invité al visitante que me acompaño    a encuadrar y escribir lo que sentía y le llamaba la atención.  
La  obra de Luis  Bourgeois  es descubrirse  desde las entrañas, lo que realmente somos. En este  recorrido insistí mucho en escribir, en observarse. ¿Qué es lo que seleccionas en un cuadro y para qué?
Creo en el poder de la palabra, hay que regresar a esas notas para encontrar las respuestas de nosotros mismos.  
El arte permite transmutar nuestros más perversos  sentimientos, ante la pregunta   ¿quién no ha pensado que su madre puede ser una araña?, hubo pocas respuestas por parte de mis acompañantes, solo algunos levantamos la mano.
Fue  una experiencia única y diferente de la cual aprendí mucho del trabajo de esta artista pero sobre todo aprendí de mi.
Nos vemos hasta la próxima entrega.