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domingo, 23 de septiembre de 2012

La Linterna Mágica


El trabajo con niños me emociona tanto que me considero una niña de closet, evidentemente a mi edad no dejo de comprar juegos de té, muñecas de porcelana y juguetes; mis excusas son siempre las mismas: es material para mis fotografías, aunque algunas veces no las use.
Hace un par de semanas regrese de Hermosillo en Sonora,  fui a impartir un taller de fotografía para niños el cual nombre: La linterna mágica. 
Debo de aclarar  que es el nombre que lleva mi taller, además de ser aquel invento  de Athanasius Kircher que proyectaba imágenes en el  año 1654 y el cual me fascinapues es el antecedente de la percepción visual y las imágenes en movimiento.
El taller consistía aprender a contar historias con imágenes,  tomando  en referencia  los inicios de la fotografía,  hicimos  fisionotrazos, un teatro de sombras con todo y personajes. Además de que  jugamos con una linterna de mano  que proyectaba en la pared figuras como mariposas, perros o peces.  Armamos un laboratorio de fotografía en blanco y negro alternativo y junto con la linterna de mano hicimos fotogramas con juguetes para después armar un cuento.
Como toda infante, creo en un mundo de fantasía y  magia, pero ante el bombardeo de imágenes digitales,   es importante   enseñarles  a los niños  los antecedentes de nuestro mundo visual, sin perder  la magia  y el juego.
Este taller ha sido una de mis experiencias más enriquecedoras, me ha enseñado que ante esta era digital, todavía  hay lugar para la imaginación, no importa la edad que tenga. 
Siempre  he pensado que cuando organizo un curso de niños, es un pretexto más para comprar cosas como  juguetes, diamantina de colores y materiales de manualidades como ojos y plumas.
Mis excusas se convierten en pretextos  para seguir produciendo y experimentando,  me encantaría hacer un  teatro de sombras  y una versión contemporánea de la Linterna Mágica  
A  podrá salir mi niña, sin que yo  sienta tanta culpa.