Una fotografía es un secreto sobre un
secreto. Cuanto más te dice, menos sabes.
Diane Arbus
Hace un par de años en mis búsquedas por
Internet encontré el trabajo de Brinkmann, en una primera instancia me impactó su obra pues
no entendía que estaba ante mis ojos sin, embargo quede profundamente
enganchada.
Sus
retratos, torsos de personas cubiertas con telas o cubetas en poses e
iluminaciones que me remontaban a periodos de la pintura Clásica como el
Renacimiento, Barroco y Neoclásico me intrigaban enormemente y con un afán de
descubrir más de su obra hallé que era el mismo Brinkmann el que
se fotografiaba y que sus materiales para su producción eran obtenidos de
mercados de pulgas y basureros.
Me
identifiqué con su trabajo pues hacía tiempo que había comprendido que para entender parte de la
fotografía contemporánea tenía que regresar a la pintura y los clásicos como
Tiziano, Zurbarán, Jacques-Louis, David Friedrich y Jan Vermeer pues muchos fotógrafos contemporáneos se
están inspirando en la periodos de la historia del Arte, así encontramos
trabajos como el de Ellen Kooi, Kalle Katalia y Tom Hunter con grandes coincidencias con el trabajo de
estos pintores.
Brinkmann
con su trabajo plantea preguntas sobre una sociedad de consumo con una visión
lúdica e inverosímil, alterando el orden con sus instalaciones y esculturas. Por primera vez llega a México su
trabajo en el Museo de San Carlos, con una propuesta
atrevida y diferente. Con un afán de acercar nuevo público al Museo, sus 8 salas son
intervenidas con el trabajo de Brinkmann para dialogar con la colección permanente del Museo.
Debo de confesar que no me gustaron mucho sus
instalaciones, pero soy ferviente admiradora de su trabajo fotográfico, una
exposición que vale la pena visitar.
“Amanecer” es el nombre de la exposición esculturas, fotografías e instalaciones
puede ser visitada en Museo de San Carlos, puente de Alvarado N. 50 col.
Tabacalera
http://thorstenbrinkmann.com/